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vi230850

Qué difícil

 

Qué difícil querer todos los días.

Por ejemplo, cuando llegas

con manchas en el saludo

amor se llama el juego

y el pensamiento arqueado.

 

Hace demasiados meses

que mis payasadas no provocan

y que habría que tirar este casette

no cabe ni un beso en el salón.

 

Cuando viajas en patinete a Senegal

y cada vez más tú

o te siembras en campos ya regados.

 

Por ejemplo, aquellos que me cubro

y cada vez más yo

colisionan los planetas en mi estela.

 

Qué difícil querer todos los días

aunque te busque en las mujeres que me encuentro

sin rastro de nosotros.

Resumiendo

Tengo tantos derechos sobre ti.

Te he rodeado.

Si vienes, te va a gustar seguro.

Pero si voy, me caigo

en el pozo del que salen los guisantes

que ahora se acumulan bajo el lecho.

Ni nunca ni siempre ni ninguna
palabra trampa para este tiempo
puro como un cometa desatado
de su constelación.

Sólo hábiles contornos desdibujados,
firmes fronteras fugaces.

La felicidad borrosa de un miope
que despierta en la cama con alguien.



(Laura al asalto)

ñoaranza

ÑOARANZA

Hermafrodita

De pequeña, a veces
daba abrazos a mi madre
a modo de ensayo general por si alguna vez tuviera que abrazar a un hombre.
Pero mamá era suave y
tenía dos tetas (al menos al principio)
y no siempre funcionaba la ficción.
Mamá no apretaba muy fuerte
era pequeña y tenía el culo ancho
y la barriga de haber dado a luz
casi tres veces.
Mi mejilla contra la suya
--pareces una vaca--
pero no había barba en esa cara de nariz
aguileña y ojos
más aguileños aún.
Nunca encontré nada en sus abrazos
que me sirviera de ejemplo, de educación, de premisa.
Abrazaba a mamá muy fuerte,
como si fuese un hombre.
Como si mi madre,
alguna vez, aunque fuera un instante
hubiera podido ser
un hombre.

 

(Wild Rose en asalto)

Cada mañana

Cada mañana levanto mis huesos de un colchón

-hasta ahora nunca me he quedado en la cama- 

entro en el baño llevando colgado un pedazo

de muerte, el de volver a la vida.

 

Y antes de desayunar, cada mañana

entro en una habitación secreta

en la que está encerrado un león.

Abro la puerta y le miro.

El siempre despierta y bosteza.

Sus dientes se clavan en algunos agujeros

que tengo en el pensamiento. Los miro

y siento miedo. Pero

debo dar un paso adelante. Estoy dentro

y con la mano derecha -que tiembla-

cierro la puerta.

Sé que si no le temo no habrá problema.

Pero le temo y aunque no le temiese

temería temerlo.

Da igual, no hay alternativa. Me siento en el suelo

y sigo mirando su boca, su estampa, que es bella

y aunque creo que es el final, no pasa nada.

 

¿Qué piensa? Creo que no entiende o que sabe

 demasiado. Un zarpazo sería suficiente. Espero

y mis pensamientos se dirigen a un abismo.

Me rebelo. Me revelo.

 

Lucho, quieto -la forma más digna de luchar- mientras

gira la cabeza y se relame.

 

Diez minutos después me siento en la banqueta

del bar de abajo, cojo un periódico y pido,

como siempre, un café con leche.

Empieza otro día y habrá gente. 

Hoy

Lo que no diga hoy

ya no podrá ser dicho.

No así, con este tono de gris mojado

No con esta voz de humo.

 

El cansancio de vivir

la palabra "demás" hinchada como un globo asesino.

El miedo a que todo se mezcle en mi cerebro

y deban cuidar de mi. 

A hablar de futbol en clase de economía

a mi novia de mis amantes

a mis amantes de mi.

 

Todo lo que quisiera hacer, queriendo.

No sin alternativa. No confundiendo.

 

Este miedo enraizado en el azar y en los genes.

Si el destino y el no-destino se magrean en mi cama

creo que no puedo hacer nada.

Sólo reir, aceptar y fingir

como pasos previos al olvido

aunque intuya que la memoria me salve

que el miedo cabrón sea mi mejor amigo.

Quiero quererte

Tengo que escribirte de un conflicto

entre lo que quiero y lo que debo.

Quiero volar contigo

quiero volar con los demás

debo cambiarle de una vez el pañal

para que deje de llorar.

 

Quiero volver al lugar

en el que todo se manchaba

de aquella curiosidad.

Debo fichar a las ocho

pagar la hipoteca, morder el polvo

de esta felicidad.

 

Quiero temblar, descubrir

otra vez el paraíso.

Debo ayudar a ese chico

que no puede trabajar.

 

Quiero comprar ropa azul de segunda mano.

 

Debo aprender de una vez a anudar esta corbata.

 

Quiero parar, debo seguir

quiero jugar, debo partir.

Tristeza (II)

 

Se convierte en costumbre. Me levanto

triste y eso

enciende todas mis alarmas.

Me debato, investigo, reflexiono. Pienso

sobre el mundo

la existencia y el sentido. Me asomo

al balcón de las preguntas

enormes y el viento me despeina

el corazón.

 

Pienso que

si estoy triste no funciono bien.

Un engranaje alterado

en mi proceso de producción de emociones.

No soy rentable. Trabajador existencial.

 

Pero no,

no puedo reaccionar así.

La tristeza es un color del arco ires

y deseo conocerla sin juzgarla.

Triste felicidad, te respeto.

Te dejo navegar por mis arterias.

No quiero pagar el peaje

de ignorarte

para vivir con más comodidad.

Ni un atisbo de duda
desde la tumba a la cuna.
Si escuchas nuestra cadena
once again (on the road)
Enhorabuena...
¡por tener las cosas claras!

A un macho le gustan las hembras
las naciones, homogéneas
-como el Islam, como la Iglesia-
unos son malos, los otros buenos
la moral es "cosa nuestra"
vas conmigo o vas con ellos.

Y si hablamos de dinero, de amistades
es posible que nos veas fariseos.
Te equivocas, sólo somos liberales
la pobreza es consecuencia
de algún déficit de esfuerzo
-deben ser gente de izquierdas-

¿Ves qué fácil
escapar de los misterios?
Subcontrata tus preguntas
a esta cadena, esta (en)cadena.

Hay un misterio que no quiero resolver

el click conjunto

la atracción de dos personas como impares.

Pasa y es bastante.

Con eso en la mochila

me basta para tirarme en cualquier  parte

-siempre puede pasar aquí-.

Aquí es donde estoy,

en la distancia entre lo dicho

y todo cuanto callas.

Una manos bailarinas

y una lengua completa

que hable igual que besa.

Color, color, color

en tu expresión y en la

ropa que se cae con tres cubatas

cuando piensas todo en otro

cuando piensas todo en otro

(esta vez yo).

Y un esternón y la curva de tu espalda

son un mundo y un terrón

de azúcar con naranja.

Una especie en extinción.

Me aburren los poetas

que no juegan.

Lo lúdico es virtud

en la religión que yo profeso.

No me llenan las frases solemnes

prefiero la sonrisa

descubriendo una palabra-canica

escondida bajo el verso.

Sí, ya sé, no se usa

porque a otros les molesta

resbalar al encontrarla.

-Es parecido a caer en lo

vulgar-

Muy bien, la reinvidico.

No por ahogo a lo triste,

por el placer de esconder el placer

para el que aún mira

con los ojos de la sed.

La mirada prestada,

que no quiero hipotecar, de la niñez.

 

Levantarse y coger el cepillo

de dientes pensando que mi estado

de ánimo no es el más adecuado.

Bajar a desayunar y leer

las líneas del diario de tres

en tres. Darle vueltas al pasado

al presente y al futuro buceando

en el vertedero de mis miedos.

Arbitrar

la lucha entre huir

y batallar contra ese muerto

que llevo diseminado en mis reacciones.

Agotarme aunque parezca que no hago nada.

Preocuparme mientras sostengo conversaciones triviales.

Morderme la cola, perderme

en un laberinto invisible a pleno azul del día.

Ser otro, no reconocerme, siendo tan yo.

Esperar, respirar, olvidar como receta

no ser capaz de producir

las frases que me conviene escuchar.

Vivir

este día como si fuese un día más.

CMG

 

Con un nombre tan común

-me dijiste-

c de casa, c de cuarto,

c de cama,

pinto, pinto... ¿qué pinto?

 

Pintas lo triste de hermoso

usando colores propios.

 

Me hablaste siempre en mi lengua

que lame bajo las cuerdas

rasgadas de realidad.

 

Me acercas

la exploración de mi mismo

por no quedarme varado

en lo que va por encima.

 

Coses

la verdad con hilos de mentira.

 

¿Qué más se puede pedir?

Si fuiste niña a los ochenta

de vuelta venías de nada

curiosa, despistada,

unos ojos gigantes por ventanas

y la imaginación a flor de pelo.

 

Sí,

el perfil del cielo cambia

y si me pierdo sigo y no vuelvo

para descubrir una nueva jugada

y seguir jugando

y seguir jugando a lo serio.

 

sigo declarando

Yo no soy a, b, c ó d

yo soy el abecedario.

No creas que sabes

mi opinión sobre este tema

por conocer lo que

pienso de algún otro.

No me pidas que renuncie

a ver la vida por mis ojos.

No me encasilles, no me etiquetes

no me conoces porque

hayas conocido a mis amigos

(tengo varios y distintos).

Las apariencias engañan

y a mi me gusta confundir.

No olvides que cada mañana

me barajo y me vuelvo a repartir.

Increíblemente sombra

Domingo a mediodía,

tumbado en el sofá

mirando el cielo claro

vuelvo a pensar después de tanto tiempo

en Dios. Culpa de Savater.

 

Recuerdo un confesionario de la infancia

los pecados ordenados como la lista de la compra,

oscuridad y olores

a decrepitud

-la nariz tiene instinto para la metáfora-

 

Lo peor, la sensación de alivio

"estoy en paz con Dios"

Por favor,

un niño de ocho años

con ese pensamiento...

Hoy hace sol y el pasado fue grotesco.

 

Temo

por una sociedad tan mal acostumbrada.

Las casualidades son

gasolina

para espíritus inquietos

Cambiar de caballo en medio del río

Hay algo heroico en andar solo

ir a la FNAC, comprar un libro, DVDs,

hacer cola en la caja

(unos ojos que miran, un cerebro

recreando su vida)

-siempre se imagina algo distinto-

 

Las parejas no son lo mismo

aunque haga falta valor para duarse

no se piensa igual cuando te miran

-pero el tiempo pasa igual cuando te miran-

las ilusiones, ilusiones de dos.

 

El momento de decir que no.

 

La alegría de abajo y la de arriba

vencer con alguien, con-vencer.

Difícil, difícil es volar

con cuatro alas.

Se puede -a veces- se puede

reptar a ocho patas

hacer un agujero

salir al sol después.

 

Solo, acompañado,

leer a la vez el mismo libro

cruzar caminos, elegir destino

no saber jamás adónde se quiere llegar.

 

Compaginar, arte esquivo,

lo tuyo y lo mío

con el rato nuestro de hoy.

Lo de ayer, pegamento.

¿Mañana-milagro, mañana-dolor?

reposo

Nada importa suficiente

Nada importa suficiente

... y me voy sintiendo fuerte.

 

Sé que debo aislar

una parte de mi.

No puede entrar al ruedo

y torear

a la vida cotidiana.

 

Una parte de mi.

Una parte de mi más allá

de todo lo que importa.

Una parte de mi

como un dios

para mirar desde arriba.

 

Gozar, querer, vivir

sin

ansiar, doler, mentir.

Mi verdad de ahora

¿Qué se hace cuando muere la poesía?

Cuando se escribe sólo en prosa

enrevesada, que abusa de las comas

¿se busca ayuda o es el final?

 

Cuando el aire se deja respirar

y los agujeros se empiezan a tapar

¡menos mal que escribía por placer!

¿qué harías, Poeta Profesional?

 

Me gustaría presentarme a todo el mundo

y pedirles "cuéntame cuál es tu historia"

y recontarla fabulando con palabras

pero la mía, noséporqué, no la diría.